¿Cómo se descubre el cáncer de seno?

Se trata de una acción básica y sumamente conocida, pero nunca está de más insistir cuando el bienestar personal está de por medio: como parte del proceso de detección temprana del cáncer de mama, la mujer debe palpar sus senos al menos una vez al mes para revisar si existe algún bulto, dolor o cambio en el tamaño de los senos.

Hay que fijarse también si hay hundimiento del pezón o cambios en su posición, salida de secreción por el pezón en períodos diferentes a los de la lactancia e inflamaciones debajo de la axila.

Muy importante: toda señal de alerta o sospecha debe ser comunicada al médico. No hay que restarle importancia a ningún detalle.

Más recomendable y más confiable es recurrir a las mamografías. Se trata de una radiografía de diagnóstico que permite obtener imágenes muy claras sobre el estado de los tejidos blandos de los senos y detectar señales.

Ese procedimiento es diferente al llamado mamografía de tamizaje, en el cual una mujer que no se ha detectado ningún síntoma se hace radiografías con una periodicidad de 1 o 2 años con la intención de encontrar posibles lesiones en el estado más temprano posible.

Recordemos que la sobrevida de pacientes con este tipo de cáncer descansa en buena medida en la precocidad del diagnóstico. En este caso, el tiempo es vida y bienestar.

Hay otros tipos de pruebas de detección: ultrasonido, estudio de resonancia magnética, examen clínico de mama y biopsia.

¿A cuál debe someterse usted y con qué frecuencia?

La respuesta a esa pregunta depende de su edad, los factores de riesgo (lea la nota “Préstele atención al licor y la obesidad”) que tenga y su decisión personal luego de consultar al especialista.

“Si se le diagnostica cáncer del seno, lo más importante es que usted tenga presente que hay esperanza en esta patología. La detección temprana y la terapia moderna junto con la combinación de la cirugía, la radioterapia, los fármacos, o las hormonas pueden ayudar a muchos pacientes”, comenta la Biblioteca Médica Virtual.