Buenas prácticas de salud mental ante el desempleo
Nelly Villaverde: Psicóloga del Centro de Salud Mental Herrera Amighetti
¿Pueden las buenas prácticas de salud mental ayudarnos a conseguir empleo?
La pregunta es pertinente pues el trabajo productivo, como fenómeno psicosocial, es una actividad que se realiza para el logro de objetivos económicos, sociales y realización personal. Su realización brinda también integración social.
Desde esta perspectiva, el trabajo productivo otorga a la persona posición y estatus, y permite el desarrollo personal y social, además de otorgarle una identidad social a quien lo realiza. En otras palabras, su importancia radica en el significado subjetivo que los individuos construyen en torno al mismo.
Es por estos factores que la pérdida del trabajo genera impacto a nivel de la salud mental, como problemas de confianza, ansiedad, depresión, preocupación excesiva, vergüenza, sentimientos de fracaso e incertidumbre.
El desempleo es una de las situaciones psicosociales que genera más preocupación entre la gente, más aún en estos tiempos de cambios continuos a nivel económico, social y, en general, del estilo de vida.
Uno de los sectores que más ha sido afectado desde el inicio de la pandemia es el laboral. La población costarricense se ha enfrentado a la incertidumbre del desempleo y hoy día continúan presentes las secuelas de la Covid-19.
Sin lugar a dudas, la pérdida del empleo es una situación compleja y multifactorial que genera un gran impacto a nivel psicológico, económico y social.
La pérdida del trabajo o la imposibilidad de encontrar una fuente de empleo por un tiempo prolongado genera impactos a nivel psicológico como los siguientes:
- Conflictos a nivel de autoestima. Se puede observar cómo la persona desarrolla autorreproches por sentirse carente de utilidad tanto para sí misma, su familia y la sociedad.
- Sentimientos de pérdida de estatus social e identidad social. La amenaza subjetiva identitaria consiste en que la persona siente que deja de ser quien era.
- Sentimientos de desesperanza, frustración e impotencia.
- Cambios en los patrones del sueño extremos. Se duerme prolongadamente o se padece insomnio.
- En algunos casos, se desarrollan cuadros de depresión y ansiedad.
Ante esta situación, vuelvo a preguntar: ¿Pueden las buenas prácticas de salud mental ayudarnos a conseguir empleo?
Primero es necesario tener en cuenta que la Salud Mental es un “proceso de bienestar y desempeño personal y colectivo caracterizado por la autorrealización, la autoestima, la autonomía y la capacidad para responder a las demandas de la vida en diversos contextos: familiares, comunitarios, académicos, laborales y disfrutar de la vida en armonía con el ambiente” (Ministerio de Salud, 2012, p. 34).
El desempleo puede ser visto como una situación de crisis circunstancial que puede dar la oportunidad de replantearse proyectos de vida.
Poner en práctica estrategias para prevenir situaciones de ansiedad, depresión y estrés puede parecer difícil, pero se se siguen las recomendaciones se podrían percibir cambios positivos en la calidad de vida y tener mejores recursos psicológicos para afrontar la búsqueda de una fuente de empleo.
- Evaluar la actitud que tomamos en la búsqueda del trabajo. Es necesario reconocer las emociones que experimentamos en ese proceso.
- Contar con una red de apoyo que funcione como factor protector en las adversidades económicas y que funcione como una fuente de confianza y acompañamiento durante la situación de desempleo.
- Estructurar el tiempo. Es posible que en estas situaciones la persona sienta aburrimiento, frustración o desesperación, por lo que se vuelve importante tener un programa de actividades de búsqueda de empleo puede disminuir estos sentimientos.
- Identificar factores protectores como actividades deportivas, artísticas, culturales; es decir, realizar acciones que puedan generar emociones positivas, que refuercen la autoestima y los sentimientos de satisfacción personal.
- Analizar nuestros factores de riesgo y por consiguiente evitarlos. Se trata de conductas de riesgo (alcohol, apuestas, entre otras) que pueden afectar nuestra integridad, seguridad y la de personas allegadas.
Es importante recordar que los seres humanos tenemos la capacidad de afrontar las adversidades en tiempos difíciles. Este hecho se pudo evidenciar en medio de la pandemia por Covid-19. Reconocer las estrategias de afrontamiento ante las adversidades es de suma importancia.
Enfrentar la búsqueda de empleo con una actitud resiliente puede fortalecer o crear nuevas relaciones sociales que son necesarias para tener más opciones laborales.
Además, una actitud positiva puede darle la posibilidad de observar la realidad con perspectiva ampliada y ver la situación de desempleo como la posibilidad de cambiar algunas conductas, estructurar la vida de una forma diferente, crear nuevos aprendizajes, reforzar los vínculos con la familia, conocerse a sí mismo, reconsiderar opciones que no se habían considerado y construir una red de apoyo ante la adversidad.
Asimismo, brinda la posibilidad de proyectarse ante una entrevista laboral cómo una persona con actitudes positivas, autoestima, liderazgo, capacidad física, intelectual y emocional.
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