¿Cómo acompañar a un paciente con cáncer?
Dra. Sofía Valerio, Psicooncóloga del Centro de Centro de Salud Herrera Amighetti
Un diagnóstico de cáncer va a ser siempre un balde de agua fría. Es algo que nadie espera que llegue, pero cuando arriba, desestabiliza las emociones.
Ante esta situación, muchas personas se preguntan ¿cómo puedo acompañar a un ser querido que enfrenta esta enfermedad?
A lo largo de los años, y como parte de mi preparación para dar algunas conferencias, he preparado lo que llamo una cajita de herramientas para aquellas personas que pasan por esta difícil situación.
Comparto aquí algunas de las recomendaciones sobre qué hacer y qué no hacer para poder brindar apoyo.
¿Qué cosas no le van a ayudar?
-Juzgar: opinar sobre la manera en que quien padece la enfermedad está llevando su proceso cerrará la puerta a cualquier tipo de comunicación y afecto. No se juzga el dolor que no se siente.
-Ser condescendiente: el hecho de que una persona pase por una enfermedad no la hace merecedora de lástima. Una actitud condescendiente podrá llevar a que la persona subestime su capacidad de enfrentar la situación y le generará desesperanza.
-Usar frases cliché: como “todo estará bien”, “eso no es nada” y “hay personas que la pasan peor”. Estas frases terminan invalidando el dolor que quien lleva la enfermedad puede experimentar, como si no debieran sentir malestar. En la mayoría de las ocasiones esto propicia que la persona tienda a contener sus emociones en vez de procesarlas, complicando más la situación.
-Hacer de la enfermedad el centro de la vida: si todo contacto con la persona gira en torno a la enfermedad y el dolor, probablemente pensará que no es más que el cáncer que tiene. Esto llevará a aumentar el dolor emocional.
-Comparar con otros casos: Cuando hablamos de cáncer, todos los casos son diferentes. Comparar los procesos puede generar que la persona dude de sus tratamientos, aumente temores frente a ciertos síntomas y hasta desarrolle desconfianza con sus familiares y/o el personal de salud.
-Tomar decisiones por la otra persona: al hacer esto se resta autonomía a la persona con la enfermedad, esto puede desencadenar el pensamiento de que se es una carga y de que ya no será capaz de encargarse de sí mismo. Es importante resaltar que habrá personas que, dependiendo de la situación, no tendrán la capacidad cognitiva para tomar sus propias decisiones, esto es algo a valorar por profesionales.
-Hacer comentarios sobre la apariencia física del paciente: durante el proceso de cáncer la imagen corporal de la persona se puede alterar o deteriorar debido a la enfermedad o los tratamientos; es probable que la persona no tenga control sobre esto. Resaltar estos cambios podría reforzar el deterioro en la autoestima y la sensación de tristeza por la pérdida de control.
-Tomarse las cosas personales: muchas de las decisiones que tome la persona con la enfermedad respecto a cómo quiere llevar el proceso no tendrán que ver con usted, sino más bien con lo que la persona crea que más le ayude a manejarlo. La persona estará haciendo lo mejor que puede, es importante procurar no malinterpretar las intenciones.
-Tratar de imponer mis creencias: la persona no tiene que creer lo mismo que cree usted, es válido que sus creencias sean diferentes.
-Exigirle tener pensamientos “positivos”: nadie es capaz de tener siempre este tipo de pensamientos. Habrá ocasiones en que la persona sienta tristeza y temor, puede ser que haya momentos en que piense lo peor. Exigir que esté siempre bien será colocar demasiada presión que no será capaz de aguantar.
Después de reconocer qué puede dificultar el apoyo, plantearé algunos tips de qué cosas sí se recomienda hacer.
-Diferenciar entre mis necesidades y las del ser querido que está sufriendo: no siempre lo que le ayude a usted ayudará a la otra persona. Sepa distinguir y consultar qué es lo mejor para su ser querido. No suponga.
-Escuchar con empatía y respeto, validar emociones y ayudar a poner palabras sobre lo que el otro siente: escuche para comprender, más que para responder. Acompañar a la persona a procesar sus emociones ayudará a aliviar un poco el dolor y permitirá un mayor acercamiento afectivo.
-Potenciar la autonomía del otro: permita que la persona haga todo lo que sea capaz de hacer, incluso aunque lo haga más lento o de forma diferente a como lo hacía antes. Puede tratar de ser un apoyo prestando ayuda, pero impulsando a que sea la persona quien realice la mayoría del trabajo. Esto hará que la persona se sienta eficiente y capaz.
-Acompañar en la toma de decisiones: es la persona que tiene la enfermedad quien decide cómo llevar el proceso. Ofrecer opciones y ayudar a imaginar cuales serían los resultados de esas alternativas es la mejor manera de apoyar.
-Buscar grupos de apoyo: esto no se tiene que llevar en soledad. Compartir la vivencia con otras personas que experimentan una situación similar permite sentir mayor fortaleza, adquirir herramientas que pueden ser útiles y sentirse más acompañado.
-Apoyar con temas prácticos como cocinar, limpiar, hacer compras o transporte: estas son las actividades que suelen ser más difíciles de coordinar. El apoyo en estas labores resulta invaluable.
-Mantener el contacto con la persona e incluirla en actividades: a pesar de la enfermedad, la persona sigue siendo pareja, hijo/a, madre/padre, amigo/a… incluirla ayudará que la enfermedad no sea más grande que la persona.
-Decirle frases sinceras como: “No sé lo que estás viviendo, pero te acompaño”. “¿Quieres que hablemos de esto o de otra cosa?” “¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?”: siempre será mejor consultar a la persona que quiere o necesita. La sinceridad es muy apreciada.
-Muy importante: Habrá ocasiones en las que no hará falta decir nada. La compañía es la mejor opción.
Espero que estas recomendaciones puedan serle de mucha utilidad. Recuerde que si siente inseguridades o temores en torno a cómo acompañar, el apoyo psicológico podría ayudarle a reconocer la mejor manera de hacerlo.
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